Plataforma para el deporte, el desarrollo y la paz

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El deporte y la construcción de paz

Por Alexander Cárdenas – Fundador Plataforma Deporte, Desarrollo y Paz

Hoy, 21 de septiembre, celebramos el día internacional de la paz en todo el mundo. Este día nos invita a movilizarnos activamente como individuos y comunidades con el fin de apoyar iniciativas a favor de la construcción de paz.

La construcción de paz se refiere a una serie de enfoques y procesos integrales pensados e implementados para transformar los conflictos en relaciones pacíficas, de tal forma que se pueda alcanzar y mantener una paz duradera. Esto implica no solamente la cesación de la violencia, sino también, en el largo plazo, la construcción de sociedades justas y equitativas que satisfagan las necesidades de todos sus miembros (paz positiva).

Cuando se gestiona de forma adecuada, el deporte puede hacer una contribución, moderada pero valiosa, a las diferentes fases involucradas en los procesos de construcción de paz. Por ejemplo, debido a su marcada popularidad, el deporte se convierte en un común denominador entre pueblos y culturas, transcendiendo, como es el caso de los deportes globales incluidos el fútbol, el cricket, o el béisbol, las barreras geográficas y culturales.

A lo anterior se le suma la capacidad del deporte de servir como un espacio, durante torneos y competencias, donde grupos en conflicto pueden interactuar, derribar mitos sobre el otro y reconocerse a sí mismos como deportistas, atletas o espectadores. Es decir, en las condiciones ideales y bajo adecuado monitoreo, el deporte puede facilitar la generación de nuevas identidades que reemplacen aquellas que se asocian con la guerra y el conflicto (ej. combatiente al margen de la ley, militar, sociedad civil, víctima, victimario, etc.). Durante el conflicto de Sierra Leona, un torneo deportivo surgió como un espacio seguro donde una serie de partidos de fútbol se llevaron a cabo en completa calma entre militares, civiles y facciones rebeldes involucrados en aquella lucha. En ese mismo país, el deporte se ha utilizado para reintegrar a niños soldados y jóvenes excombatientes a la vida civil.

En Sri Lanka, el cricket, el deporte más popular de ese país, se ha venido usando como una herramienta para tratar las heridas físicas y emocionales de cientos de personas afectadas por la guerra. En Irlanda del Norte, una sociedad afectada por el conflicto sectario entre católicos y protestantes, el deporte recreativo dentro del marco de programas sociales, ha permitido, en cierta medida, el surgimiento de un diálogo intercultural y la formación de relaciones basadas en el respeto y la tolerancia cultural en una sociedad donde los espacios para la interacción entre miembros de ambas comunidades son bastantes limitados. En Colombia, un dinámico movimiento de deporte para la paz, encabezado por la sociedad civil, implementa programas educativos usando el deporte como medio para fomentar una cultura de paz y reconciliación.

A pesar de los efectos positivos del deporte, este no debe ser concebido como una herramienta integral de construcción de paz, sino más bien, como un elemento de apoyo dentro de un engranaje más complejo y amplio para transformar relaciones, crear conciencia, y movilizar individuos y comunidades con el fin de construir sociedades más justas y armoniosas.