Por Alexander Cárdenas – Fundador Plataforma Deporte, Desarrollo y Paz
El deporte en todas sus variadas formas ha desempeñado un papel prominente en la sociedad colombiana durante décadas. Desde los juegos de barrio hasta las ligas profesionales, el deporte se practica masivamente en todo el país. Un juego como el fútbol ha cautivado la imaginación colectiva de un gran sector de la sociedad, mientras que otras disciplinas como el ciclismo, el patinaje, el atletismo y el levantamiento de pesas siguen aportando medallas a Colombia en competiciones internacionales; el país se está convirtiendo rápidamente en una potencia deportiva regional.
En los últimos años el deporte también se ha utilizado como un vehículo para fomentar la cohesión social y promover la paz en medio del conflicto de mayor duración del hemisferio occidental que ha causado una profunda fragmentación de la sociedad y una devastadora pérdida de vidas humanas durante más de cinco décadas. Ahora que Colombia ha entrado en su etapa posconflicto, el deporte puede ratificar su aporte a la construcción de una paz estable y duradera.
Liderado por la sociedad civil, y en los últimos años apoyado por el gobierno nacional y la comunidad internacional, el deporte ha sido empleado como una estrategia para abordar parcialmente una variedad de problemas, algunos de los cuales están directamente relacionados con el conflicto interno.
Para que el deporte pueda seguir siendo útil en los procesos de construcción de paz encabezados por la sociedad civil, es necesario:
- Que los gobiernos y la comunidad internacional extiendan apoyo técnico, logístico y material a las ONG locales;
- Crear política pública puntual en torno a la labor social del deporte y su papel en el posconflicto. Para que esto suceda, sin embargo, amplia investigación debe ser conducida para entender de mejor forma los potenciales aportes del deporte, por ejemplo, a la reintegración de los combatientes a la vida civil; a la creación de oportunidades económicas a través del deporte para las víctimas de la guerra; al mantenimiento de las relaciones pacíficas en zonas de alta tensión; a la transmisión de valores, actitudes y habilidades prácticas a jóvenes de comunidades afectadas por el conflicto;
- Incorporar los programas de deporte, paz y desarrollo en los planes de desarrollo nacional y posconflicto;
- Que los funcionarios de las ONG del sector del deporte y el desarrollo se vean a sí mismos como emprendedores sociales y promotores de cambio comunitario, e ir más allá de los límites impuestos por el ONG-ismo;
- Establecer alianzas entre diversos sectores como el deportivo, de la salud, del desarrollo y de la educación, para explorar de manera sistemática y organizada, los potenciales aporte del deporte a procesos de desarrollo social;
- Involucrar a las federaciones deportivas, el Comité Olímpico y la academia en la actividad relacionada al deporte para el desarrollo y la paz;
- Fomentar el intercambio de experiencias y conocimientos entre Colombia y el sector internacional del deporte para la paz.