El cierre de la Oficina de las Naciones Unidas para el Deporte, el Desarrollo y la Paz (UNOSDP) es el peor error de Guterres
Por Edgar Romero – Asesor del Grupo Internacional de Paz y candidato a la maestría en International Sport Development and Politics – GSU (Alemania)
La diplomacia del deporte y su papel en la construcción del estado-nación
El deporte puede ser un generador de “soft power” (poder blando) en un mundo más dominado por el “hard power” (poder duro). Los principios detrás del idealismo pueden ayudar a forjar una fuerte contraposición a través del deporte ante este despertar de realismo político a nivel mundial y frente a los temores que el sufrimiento colectivo ha traído a todos. Directa e indirectamente, la guerra en Siria, la crisis de los refugiados y los radicales extremos nos afectan a todos.
Si el deporte ha tenido un rol en suavizar relaciones diplomáticas, como por ejemplo con la famosa diplomacia de ping-pong entre los Estados Unidos y China, si ha sido capaz de crear cohesión social cuando Mandela entendió la importancia de usar el rugby en Sudáfrica, entonces el momento no puede ser mejor para que instituciones como las Naciones Unidas utilicen el deporte como herramienta para aprovechar lo mejor de la humanidad a todos los niveles.
Es hora de que los actores involucrados en el deporte: atletas, gerentes deportivos, líderes de organizaciones deportivas influyan a los políticos y a líderes sociales para el uso del deporte como nunca antes para sacar adelante ese potencial de unidad, excelencia, trabajo en equipo, respeto y perseverancia. Y tiene que ser hecho desde el nivel de deporte de alta competición hasta el nivel más base.
El papel de las organizaciones deportivas internacionales y el beneficio del deporte, el desarrollo y la paz
Es importante para Guterres, líderes de organizaciones deportivas internacionales y jefes de Estado, entender que el deporte tiene la capacidad de llegar a los círculos de exclusión donde el deporte para el desarrollo y la paz hace la mayor parte de su trabajo, colaborando con las comunidades más marginadas. Además, el uso de actividades no deportivas es parte de la estrategia utilizada en el deporte para el desarrollo y la paz para incluir a los ciudadanos excluidos, fortaleciendo el capital social.
Ahora los gobiernos tienen que pensar más creativamente en el desarrollo del deporte. Los líderes deportivos tienen que saber mucho más que lo necesario para llevar las organizaciones que supervisan, porque enfrentan los mismos problemas, retos y amenazas que los gobiernos. Pueden beneficiarse aprendiendo de la experiencia que hace posible entrar en círculos que de otro modo no habría sido posible, pero el deporte para el desarrollo ha abierto esas puertas.
Utilizar el UNOSDP para crear un movimiento para construir el mundo de la paz
Las naciones desarrolladas que forman parte de organizaciones multilaterales, las que han sufrido ataques durante sus mega eventos deportivos, deben poner la misma importancia en la creación de política deportiva a iniciativas como las ofrecidas por la UNOSDP que pueden convertirse en verdaderos instrumentos de poder blando para el beneficio de la comunidad internacional. Si el deporte se convirtió en un actor fundamental en muchos casos para la construcción de la nación durante el siglo XX, es hora de que el deporte se convierta en un movimiento de paz para la construcción de un mundo pacífico para el resto del siglo XXI. Para que esto suceda, todas las partes interesadas del sector: partiendo de Guterres, las organizaciones deportivas internacionales y los jefes de Estado, deben mirar más allá de sus agendas personales y egos y pensar por el interés colectivo de todos en aprender lo que el deporte para el desarrollo y la paz ha logrado, y restablecer la UNOSDP.
El deporte y la paz en Colombia
Por Alexander Cárdenas – Fundador Plataforma Deporte, Desarrollo y Paz
El deporte en todas sus variadas formas ha desempeñado un papel prominente en la sociedad colombiana durante décadas. Desde los juegos de barrio hasta las ligas profesionales, el deporte se practica masivamente en todo el país. Un juego como el fútbol ha cautivado la imaginación colectiva de un gran sector de la sociedad, mientras que otras disciplinas como el ciclismo, el patinaje, el atletismo y el levantamiento de pesas siguen aportando medallas a Colombia en competiciones internacionales; el país se está convirtiendo rápidamente en una potencia deportiva regional.
En los últimos años el deporte también se ha utilizado como un vehículo para fomentar la cohesión social y promover la paz en medio del conflicto de mayor duración del hemisferio occidental que ha causado una profunda fragmentación de la sociedad y una devastadora pérdida de vidas humanas durante más de cinco décadas. Ahora que Colombia ha entrado en su etapa posconflicto, el deporte puede ratificar su aporte a la construcción de una paz estable y duradera.
Liderado por la sociedad civil, y en los últimos años apoyado por el gobierno nacional y la comunidad internacional, el deporte ha sido empleado como una estrategia para abordar parcialmente una variedad de problemas, algunos de los cuales están directamente relacionados con el conflicto interno.
Para que el deporte pueda seguir siendo útil en los procesos de construcción de paz encabezados por la sociedad civil, es necesario:
- Que los gobiernos y la comunidad internacional extiendan apoyo técnico, logístico y material a las ONG locales;
- Crear política pública puntual en torno a la labor social del deporte y su papel en el posconflicto. Para que esto suceda, sin embargo, amplia investigación debe ser conducida para entender de mejor forma los potenciales aportes del deporte, por ejemplo, a la reintegración de los combatientes a la vida civil; a la creación de oportunidades económicas a través del deporte para las víctimas de la guerra; al mantenimiento de las relaciones pacíficas en zonas de alta tensión; a la transmisión de valores, actitudes y habilidades prácticas a jóvenes de comunidades afectadas por el conflicto;
- Incorporar los programas de deporte, paz y desarrollo en los planes de desarrollo nacional y posconflicto;
- Que los funcionarios de las ONG del sector del deporte y el desarrollo se vean a sí mismos como emprendedores sociales y promotores de cambio comunitario, e ir más allá de los límites impuestos por el ONG-ismo;
- Establecer alianzas entre diversos sectores como el deportivo, de la salud, del desarrollo y de la educación, para explorar de manera sistemática y organizada, los potenciales aporte del deporte a procesos de desarrollo social;
- Involucrar a las federaciones deportivas, el Comité Olímpico y la academia en la actividad relacionada al deporte para el desarrollo y la paz;
- Fomentar el intercambio de experiencias y conocimientos entre Colombia y el sector internacional del deporte para la paz.